EL PERÚ EN UN MUNDO CAMBIANTE

Por: Coyllur

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en su Informe sobre desarrollo humano 2021-2022: Tiempo incierto, vidas inestables, nos retrata un mundo en transformación a partir de los nuevos sucesos que venimos viviendo estos últimos años: la pandemia de COVID-19, que ha provocado retrocesos en el desarrollo humano prácticamente en todo el mundo y continúa generando variables impredecibles; la guerra en Ucrania y otros países del mundo que añade más sufrimiento humano y las altas temperaturas que se registran junto con incendios y tempestades sin precedes.

Fuente: AsstrA

Al menos las primeras dos situaciones son demostraciones escalofriantes de la incertidumbre a la que nos enfrentamos. Pero la incertidumbre no es nueva, hace tiempo que el hombre se preocupa por las pestes, las plagas, las guerras, las inundaciones o las sequías. Lo que pasa es que hoy en día se pone sobre la mesa los límites de la gobernanza mundial, que es la base de nuestra sociedad, además de perjudicar a las cadenas de suministros mundiales. 

Esto ha causado el aumento de la volatilidad del precio de algunos productos como la energía, alimentos, fertilizantes y materia prima. Asunto por el que ha habido constantes huelgas en el Perú y por el que hay una fuerte oposición al gobierno de turno. 

Esto nos recuerda lo que Antoni Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, nos viene apremiando desde hace largo tiempo: estamos cerca de una crisis alimentaria mundial prolongada. Millones de personas se enfrentarán a la mayor crisis del costo de vida en una generación. Y, lo que es peor, hay quienes ya sufren la inseguridad alimentaria, debido a las desigualdades en términos de pobreza y poder que tienen un lamentable peso sobre el derecho a la alimentación. Ellos serán los más perjudicados. 

Frente a esto, las políticas centradas en la inversión, los seguros y la innovación ayudarán a sobrellevar este nuevo mundo cambiante. La inversión en energía renovable y preparación frente a la pandemia o desastres naturales será una buena salvaguarda; los seguros, que en Perú se encuentra saturados desde la tercera ola, protegerán a las personas de las contingencias de un mundo incierto; y la innovación ayudará a responder a los desafíos desconocidos e imposibles de conocer a los que se enfrentará la humanidad. 

Las decisiones humanas conllevan consecuencias que logran superar nuestros debilitados sistemas socioecológicos para asimilarlas. Así, un conjunto de malas elecciones no solo pone en riesgo el futuro de unos cuantos, sino de miles. Un ejemplo de ello es el acceso desigual e injusto a las vacunas contra la COVID-19, común en todo el planeta. En los países de ingreso alto, 3 de cada 4 personas se han vacunado con al menos una dosis; mientras que, en los países de ingreso bajo, como el nuestro, solo 1 de cada 5 personas.

Esta desigualdad ha ayudado a elevar la transmisión del virus. Y no solo eso. Durante la pandemia, mujeres y niñas han asumido aún más responsabilidades domésticas y de cuidado, elevando la violencia de género; al mismo tiempo, las brechas digitales han deteriorado el acceso y la calidad de la educación de la infancia. Hay quienes advierten la aparición de una “generación perdida” de estudiantes.

Asimismo, el informe reconoce tres principales fuentes de incertidumbre mundial: el cambio planetario del Antropoceno y su interacción con las desigualdades humanas; la transición deliberada hacia nuevas formas de organización de las sociedades industriales; y la intensificación de la polarización política y social entre los países. 

Respecto a ese último punto, un gran número de personas se sienten frustradas por sus sistemas políticos y aisladas de ellos, Perú no es la excepción. La crisis económica y social del país no se compara a la política y, desde la política, por las constantes disputas entre poder y poder, no se hace nada para resolver ni las unas, ni la otra. Todo ello con lleva un retroceso democrático, que es la tendencia dominante en todos los países, especialmente en Latinoamérica, a pesar del entendimiento general de la democracia como la mejor alternativa de gobierno.

Esta es nuestra nueva normalidad. Podemos imaginar la situación opuesta y preguntarnos ¿qué aspecto tendrían nuestro país y nuestro planeta si ampliáramos el desarrollo humano, incluidas la capacidad de actuar y las libertades de las personas? Hace 32 años, con el primer Informe sobre desarrollo humano llegó la frase: “la verdadera riqueza de una nación está en su gente”, esta vez, propongo un ideal. La verdadera solución a los problemas de una nación está en su gente. De nosotros depende.

Fuente: Deposiphotos




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