ENTRE VIDA, MUERTE Y GOLPES DE ESTADO
Por: Coyllur
Luis Miguel Sánchez Cerro fue un militar y político piurano que es y será siempre, recordado en la historia peruana, no sólo por haber sido Presidente de la República, sino porque su revolución militar marcó el inicio de la lucha contra la clase oligárquica del Perú. Sánchez Cerro nació un 12 de agosto de 1889, era hijo de Antonio Sánchez y Rosa Cerro. Vivió su infancia en nuestras calles, jugando en nuestras plazas y estudiando en el colegio nacional San Miguel.
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Fuente: Pinacoteca del Jurado Nacional de Elecciones |
En 1906, decidió trasladarse a Lima para seguir su vocación en la carrera militar de la Escuela de Chorrillos. En 1910, egresa como Subteniente de infantería. Por solicitud propia, fue transferido al lugar que lo vio nacer, Piura, a un cuartel de Sullana, cerca de la frontera con Ecuador. Ya en 1911, fue enviado a Cuzco y en 1912 a Lima. En 1914, comienza su travesía entre revoluciones y golpes de estado, puesto que participa en la revolución que derrocó al Presidente Billighurst, donde perdió 2 dedos de la diestra.
Luego del altercado, fue promovido a Capitán y viajó a Washington como parte de la delegación militar peruana, donde permaneció 4 años. De regreso al Perú, se integra a un regimiento en Arequipa y después al Cuzco, como Juez militar. Su carrera avanzaba. Sin embargo, en 1922 dirigió la sublevación contra Leguía, donde fracasó y terminó herido, siendo apresado en la isla de Taquile del Lago Titicaca y luego en San Lorenzo. Con 33 años, el grado de mayor y dos revoluciones, su carrera parecía aniquilada.
Pero no todo estaba perdido, en 1925, Sánchez Cerro volvió al ejército, luego de habérsele otorgado una amnistía y se posicionó como ayudante del Ministerio de Guerra, donde se ganó la confianza del Presidente Leguía. Ya en 1929, recibió el grado de Teniente Coronel y un batallón en Arequipa. Sin embargo, en la esfera nacional estalla una crisis política en 1930, lo que constituyó un escenario perfecto para poner fin al gobierno de Leguía. Sánchez Cerro sería el encargado de otorgar el golpe de gracia.
Es así que, desde Arequipa, Sánchez Cerro lidera la “rebelión de los Coroneles”, el 22 de agosto de 1930, que constituye la primera acción militar anti oligárquica peruana. La rebelión prospera, Leguía fue apresado e inicia el que Basadre denomina como “tercer militarismo”. El 29 de agosto del mismo año, se formó una Junta de Gobierno, la cual presidió. En 1931 llama a elecciones populares, que termina ganado de la mano del partido Unión Revolucionaria, superando al candidato aprista Haya de la Torre.
El 8 de diciembre de ese mismo año inicia su gobierno, con la oposición aprista pisándole los talones. Su gobierno expulsó a los parlamentarios apristas, mutilando el congreso y propiciando el primer atentado en su contra en marzo de 1932, por el que Haya de la Torre fue apresado. Pero el conflicto con los apristas no terminó allí, a inicios de 1933, mientras Sánchez Cerro revisaba a las tropas que había sido movilizadas por el conflicto con Colombia, en el hipódromo de Santa Beatriz, fue asesinado a balazos por el militante aprista, Abelardo Mendoza Leyva.
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