Bibliotecas escolares: desactivados rincones del aprendizaje

Iniciativas propias para activar este espacio indispensable

Por: Estrella Rivas (UNP)


Biblioteca Ramón Abasolo del Colegio Santa Ana (Piura).


Según lo establecido por MINEDU, el pasado 28 de marzo se inició el retorno de forma presencial y semipresencial a las clases en todo el país. Sin embargo, a vísperas de esta fecha, se destapó el estado de decadencia en que se encuentran diversas instituciones educativas a lo largo del país. Piura no termina siendo la excepción. De hecho, según la especialista Sindy Pumayalla, antes del inicio de clases, solo 3 de cada 10 colegios piuranos se encontraban habilitados, lo que suponía unos 900 centros por atender.


I.E. 15116 del caserío La Rita, en el distrito de Tambogrande, (Piura).


Representantes de colegios como la I.E. César Abraham Vallejo Mendoza o la I.E. José Olaya de Piura, advirtieron la falta de lavadores de manos, inodoros y hasta el derrumbe de paredes del plantel estudiantil. Además, existe una carencia de servicios básicos como telefonía, agua, desagüe e Internet. Si esa es la situación que se vivió respecto a la infraestructura básica, el problema del manejo e implementación de bibliotecas escolares está lejos de ser tratado.

A los múltiples problemas y carencias que afrontaron los estudiantes peruanos se le sumó el cierre de las bibliotecas escolares. La lectura es un tema poco frecuente en el plan curricular de múltiples escuelas, el mejoramiento de las bibliotecas a duras penas se toca el Día del libro o de la biblioteca y se deja de lado el resto del año. Es cierto que diversos colegios del país no estaban preparados para afrontar este retorno a clases, pero las bibliotecas, aún antes de la pandemia, o no eran implementadas o no se usaban adecuadamente. 

Este problema lo ha venido arrastrando el Ministerio de Educación hace años. En primer, existen instituciones educativas que no cuentan con una biblioteca. En segundo, si la hay, carecen de un bibliotecario, por lo que no es raro que permanezca cerrada o sin uso. En tercero, si se cuenta con ambos factores, los docentes no cuentan con el hábito lector y no integran estos espacios en sus sesiones pedagógicas.

Biblioteca del colegio María Montessori (Piura)

Si se valorara más este tipo de espacios, aún sin contar con un profesional a cargo, el colegio se ingeniaría con ponerlo a funcionar. Lo que se puede hacer es capacitar a los estudiantes para que asuman el rol de bibliotecario algunas horas al día. Basta con que los profesores introduzcan alguna actividad que incentive la lectura de vez en cuando, como “la hora del cuento”, un concurso de búsquedas de un dato curioso en las enciclopedias o que una vez a la semana el alumno presente algún libro que le llamara la atención. Por favor, no llenen los libros de polvo.

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